Existo, y nada más
Recostado sobre la plaza de mi ciudad
Miro a lo lejos
Veo los árboles llenos de vida
Más a la distancia
El hermoso cielo celeste
Sus nubes de algodón
Y el sol que quien no añora con tocar
Observo más cerca de mí
Puedo apreciar unos bancos
Que soportan a una joven pareja
Donde intentan conocer el amor
Puedo oler el pasto húmedo
Con un poco de concentración
Quizás pueda sentirlas crecer
Crecer en infinidad
Las flores se abren
Aroman la humanidad
Me siento feliz,
Uno con al vida
Apreciando a un pequeño niño
Lograr dar sus primeros pasos
Cierro los ojos,
Escucho a los niños jugar
Las risas de almas que se conectan
Hablan en paz y en armonía indescifrable
Me concentro más
Oigo el viento soplar
Las hojas dejándose llevar
A recorrer todo el mundo
Dejo de escuchar
Siento como el aire acaricia mi cuerpo
Me vuelvo a sentir completo
Olvido que tengo que irme de ese paraíso
Que la noche llega
Y se prenden los faroles
Que la gente se va
Los pájaros duermen
Para volver a volar un mañana no lejano
Y me levanto, amanecido
Perdiendo la noción del reloj
Y con una lagrima en mi corazón
Me despido del pequeño trozo de vida
Con la promesa de volver
Volver a viajar con mis sentidos
Con mi presencia divina
y con el poder de la creación
A esos lugares
Los cuales no hacen falta pasaje
Y aprendemos lo más hermoso
Lo mas hermoso de nuestra divinidad.